sábado, 14 de diciembre de 2013

Los aniversarios de Noelio 2013

El 15 de enero de este 2013 que se nos termina ahora, se conmemoraba el centenario de la primera transmisión telefónica sin hilos entre Nueva York y Berlín.


Anteriormente ya había sido sugerida la idea de establecer una central telefónica por medio de un teléfono que pudiese contactar con otro teléfono cualquiera.

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El 1 de febrero celebrábamos el centenario de la inauguración en Madrid del reconstruído Teatro de la Zarzuela según un proyecto del arquitecto Cesáreo Iradier.


Dicho teatro había sido construído en 1856 con el fin de ofrecer al público un local amplio y confortable para impulsar el nuevo género musical de la época, la zarzuela. En 1909, un incendio declarado en las calderas lo destruía casi por completo, salvándose tan sólo la fachada y la estructura principial del edificio.

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La Grand Central Terminal de Nueva York, la mayor estación ferroviaria del mundo, celebraba también su centenario el 2 de febrero de este año que se nos acaba.


El diseño y la construcción de esta maravilla fue obra del neoyorkino William J. Wilgus.

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El 27 de febrero se conmemoraba el 150 aniversario del nacimiento del valenciano Joaquín Sorolla.


Pintor vinculado al Impresionismo cuyas obras, tardías con respecto al apogeo de dicho movimiento, reúnen sin embargo sus principales características…


… gusto por el aire libre, búsqueda de lo momentáneo, captación de los efectos de la luz, ausencia de negro y de los contornos y pequeñas y sueltas pinceladas.

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El médico, misionero y explorador escocés David Livingstone veía la luz en Blantyre (Glasgow), hace ya 200 años, el 19 de marzo de 1813.


En 1841, Livingstone fue destinado a petición propia al sur de África, explorando en este lugar territorios desconocidos y despertando en todo el mundo con sus escritos y conferencias al respecto el interés por el continente africano.

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El 22 de mayo celebrábamos también el bicentenario del nacimiento en Leipzig (Alemania) de Richard Wagner.


Escribía su primera tragedia con once años y a los quince quedaba impresionado con la 5ª Sinfonía de Beethoven. En la ópera encontraba su ideal puesto que con ella podía dedicarse tanto a la escritura como a la música. Llegó a ser un gran compositor, director de orquesta, poeta y teórico musical.

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El 1 de junio, pero de hace ya 75 años, DC Comics publicaba la primera aparición ante el gran público del superhéroe Superman.


Jerry Siegel y Joe Shuster creaban este personaje en 1932 y, tras una larga búsqueda, en 1938 encontraban una editorial para su publicación. Este primer número de Superman resultó todo un éxito de ventas.

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Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la Historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país…


Durante la histórica Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad, el 28 de agosto de 1963, hace ya 50 años, Martin Luther King pronunciaba su discurso “I have a dream” (Yo tengo un sueño) en las escalinatas del Monumento a Lincoln.

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El 10 de octubre celebrábamos el bicentenario del nacimiento del italiano Giuseppe Verdi, uno de los más grandes compositores de ópera, autor de inmortales obras como Nabucco, Rigoletto, La Traviata o Aida.


Nacido en Le Roncole, una diminuta localidad cercana a Busseto, en la provincia de Parma, Giussepe se sintió muy pronto atraído por la música, recibiendo sus primeras lecciones a la edad de siete años. A los 80 decía adiós a los escenarios.

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Y el pasado 30 de octubre se cumplían 75 años de la transmisión radiofónica de “La guerra de los mundos” según la adaptación de Orson Welles.


En el Estudio Uno de la neoyorkina Columbia Broadcasting, Orson y la compañía teatral Mercury, que él mismo dirigía, representaban por radio la novela de H. G. Wells “La guerra de los mundos”. 


Aunque dicha representación había sido convenientemente anunciada al inicio del programa, un buen número de radioyentes que habían sintonizado la emisión más tarde o no habían prestado la debida atención cayeron presa del pánico al considerarlo como un suceso real, no ayudando las cada vez más frecuentes interrupciones durante la representación o el gradual aumento de alarmismo en la misma.

Tres años más tarde, Orson Welles nos regalaba “Ciudadano Kane”. Pero esto ya es otra historia.