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sábado, 13 de agosto de 2022

jueves, 7 de mayo de 2009

Quino y su mundo

El Mundo de Quino. Un mundo hecho con viñetas y tiras cómicas, pero real como la vida misma.


Joaquín Salvador Lavado, humorista gráfico y creador de historietas, nació en Argentina el 17 de Julio de 1932. Hijo de emigrantes españoles (tiene doble nacionalidad argentina y española desde 1990), es heredero, según él, del carácter trágico y el humor negro de los andaluces.

Le llamaban Quino desde pequeño para distinguirle de su tío, el ilustrador Joaquín Tejón, que fue quien despertó su vocación de dibujante a edad muy temprana ("Yo no he deseado otra cosa en mi vida que ser dibujante. No he hecho otra cosa que dibujar desde pequeño").

La primera historieta que vendió fue un anuncio para una tienda de sedas y publicó su primera página de humor en el semanario "Esto es". En 1963 vio la luz su primer libro recopilatorio: "Mundo Quino" ("He comenzado a publicar a los 22 años, y los primeros diez años han sido los más ricos de aprendizaje").


Su personaje de Mafalda (este nombre es un homenaje del dibujante a la Plaza Mafalda, en el barrio Colegiales de Buenos Aires) nació, curiosamente, para una campaña de publicidad que no llegó a hacerse ("Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante"). Finalmente, este personaje vio la luz el 29 de Septiembre de 1964 en el semanario "Primera plana" . En 1966 aparece la primera recopilación de tiras de Mafalda. La edición se agota en dos días. Y en 1970, la Editorial Lumen comienza a editar los libros de Mafalda, que continúan en el mercado hasta el día de hoy.

"No me identifico con ninguno de mis personajes, aunque cada uno de ellos tiene rasgos de mi manera de ser y de pensar y de la época. El personaje central es una nena porque en ese momento el Movimiento de Liberación Femenina tenía una lucha muy activa. A Mafalda no le gusta la sopa: esa sopa representa el autoritarismo que debemos soportar, así como Libertad es muy chiquita porque cuando hay autoritarismo la libertad también lo es".


Incluso en la escuela primaria, Quino vivió las dificultades de su personaje Felipe: "Me angustiaba tanto que en los primeros tres meses tenía malas notas, pero después terminaba el año con notas altas, aunque nunca era el primer alumno y eso me daba bronca".

"Dejé de hacer Mafalda después de 10 años porque me di cuenta que me costaba mucho esfuerzo no repetirme. Por respeto a los lectores y a mis personajes decidí no hacerla más y seguir con el humor que nunca dejé de hacer... Cuando me preguntan si reniego de Mafalda, contesto que no puedo renegar de ella, es una parte de mi historia personal y la versión de que dibujé una tira en la que Mafalda muere la lanzó un diario latinoamericano, nada más". Qué mala es la gente.


Tras abandonar Mafalda en 1973, Quino se trasladó a Milán, desde donde continuó con sus páginas de humor. Observador de su tiempo y de la naturaleza humana (cuánta bondad o potentes, impotentes y prepotentes), siempre ha puesto a la gente en su sitio ("¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?")

Uno de sus múltiples maestros es Sempé, francés nacido el mismo año que él, "a quien considero, junto conmigo, uno de los últimos exponentes de un tipo de humor en extinción, el humor humanista, no contaminado por la sátira política del momento... Digamos que lo considero un hermano, no de leche porque sólo estuve fugazmente una vez con él, pero sí de tinta". Su gran escuela de imagen ha sido el cine ("John Ford me ha dado muchísimo, en cuanto podía, no importaba si estaba solo, escapaba para ver sus películas"). Adora a los autores argentinos como Borges y Cortázar. Entre los extranjeros: Shakespeare, Tolstoi, Mark Twain y Julio Verne ("Leo un poco de todo mezclándolo. Es como hacer uno de esos viajes en Europa en 15 días, donde no te acuerdas si el Velázquez lo has visto en el Prado de Madrid o en la pinacoteca de Brera o en el Louvre de París. Pero estas cosas te dejan una huella y cuando menos te lo esperas te sirven"). De viaje con Quino.


A finales del pasado Abril, Quino nos anunció su retiro temporal ("No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que sí es necesario es pensar todo lo que se dice"). Según él, no es una despedida definitiva. Utilizó las páginas en las que normalmente publica en "Viva", suplemento del diario argentino "Clarín", para escribir una carta a sus queridos lectores y lectoras ("Me pareció acertado tomarme un tiempo hasta encontrar algún modo de renovar el enfoque de mis ideas en mi línea gráfica. No puedo continuar repitiendo páginas ya republicadas. Lo considero una falta de respeto no sólo a los lectores, sino también a la larga carrera durante la cual siempre me he empeñado a dar lo mejor de mí").

Respecto a las páginas republicadas en esta revista "me pregunto cómo es posible que yo haya dibujado hace tanto tiempo cosas que siguen pasando hoy. Resulta interesante volver a verlas por la asombrosa actualidad que presentaban muchas de ellas, lo que prueba que tantos problemas que hoy nos agobian vienen repitiéndose gracias al talento que pone la sociedad en reciclar sus errores". Qué presente impresentable. ("¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?").


Ahora Quino se retira temporalmente. Y es que humano se nace. Unos piensan que no volverá a dibujar, pero yo me inclino a pensar que en el futuro nos seguirá deleitando con sus viñetas. Es su vida. Sencillamente, nos está pidiendo: "Déjenme inventar". Y sus incondicionales seguidores por supuesto que le dejamos. Y, además, recomendamos efusivamente la Quinoterapia.

Esto no es todo, amigos de Quino...