viernes, 15 de mayo de 2009

Las rosquillas de San Isidro

Hoy celebramos el Día de San Isidro. Y la historia nos habla de él como Isidro de Merlo y Quintana, un hombre humilde nacido en Madrid en 1082. Trabajador de la tierra, pero carente de bienes, estaba al servicio del noble Iván de Vargas. Según cuenta la leyenda, durante un terrible año de sequía y temiendo por la cosecha de su señor, San Isidro dio un golpe en la tierra con su azadón e hizo brotar el agua de un manantial, agua cristalina, fresca y con propiedades curativas. Y el agua de este manantial llegó a curar de una larga enfermedad al rey Felipe III.


A éste se han unido otros milagros que se le atribuyen también al santo, encontrándose entre los más populares aquél en el que, gracias a su oración, las aguas de un pozo subieron para poder rescatar a su propio hijo. O el de los ángeles, en el que el mismo Iván de Vargas vio como dos ángeles ayudaban a San Isidro a arar más rápido de lo normal, tras haberse detenido anteriormente a rezar en todas las parroquias por las que pasaba.

Casado con María Toribia, venerada en España como Santa María de la Cabeza (festividad que se celebra el 9 de Septiembre), falleció el 30 de Noviembre de 1172, a los 90 años de edad.

Patrón de Madrid desde 1212, fue beatificado por el Papa Pablo V el 14 de Junio de 1619. Y el 16 de Septiembre de 1960, el Papa Juan XXIII extendió su patronazgo a los agricultores y campesinos españoles. Su cuerpo se conserva incorrupto en una urna de plata en la Catedral de San Isidro y es venerado en muchos pueblos con procesiones en las que se bendicen los campos.

La festividad de San Isidro se celebra igualmente en muchos otros pueblos de distintas ciudades españolas como Santander, Murcia o Las Palmas de Gran Canaria. Y fuera de España, en países como Chile, Perú, Argentina y Colombia, aunque en día distinto al 15 de Mayo.


Para los madrileños del siglo XIX, la fiesta de San Isidro constituía un jubiloso acontecimiento. A orillas del río Manzanares se extendía La Pradera, sitio donde se encontraba la ermita en honor del santo y la fuente del agua milagrosa. En este lugar se reunía casi todo Madrid para participar de la Romería. Desde la Puerta del Sol salían coches de caballos y multitudes a pie, mientras las campanas de la ermita repicaban llamando a los fieles.

Una compacta muchedumbre se instalaba en La Pradera, en la cual se diseminaban puestos en los que era posible hallar campanillas, golosinas, pasas, roscones de pan duro, rosquillas y churros. La alegría era general, y tras beber agua de la fuente del santo se montaba en carruseles y tiovivos, se visitaban las barracas con gigantes de cartón y enormes mujeres y se bailaba el chotis. Muchas de estas escenas han quedado inmortalizadas en los cuadros de Goya y en los dibujos de Valeriano Bécquer, hermano del poeta.


En este día las actividades son muy variadas, pero lo más importante es la verbena, donde no faltan los gigantes y cabezudos y los pequeños teatros. También son de resaltar las romerías junto al río Manzanares y los desfiles de carrozas, las ferias de cerámica, los concursos de baile, los conciertos y las exposiciones. Muchos madrileños van ese día a La Pradera de San Isidro para disfrutar al aire libre comiendo tortilla de patatas, empanada, vino (preferiblemente en bota) y un buen cocido madrileño. Y para visitar la ermita de San Isidro y beber agua de la fuente del santo buscando la salud y la purificación.

Algunas de las expresiones coloquiales más conocidas tienen su origen en esta fiesta, como "ir más chulo que un ocho", frase que se emplea para expresar que va muy bien arreglado y con cierto aire de chulería. Antiguamente, el tranvía número 8 era el que llevaba a los chulapos y chulapas de Madrid a la verbena de San Isidro. Vestidos con los trajes castizos, durante este día suena continuamente el chotis, baile típico de Madrid acompañado por música de organillo. Y reaparecen los barquilleros.


Los entrañables barquilleros nos llevan a la parte más dulce de estas fiestas. Porque, además de los barquillos, son tradición en estos días cuatro tipos distintos de rosquillas: las listas, las tontas, las de Santa Clara y las francesas. Todas ellas tienen una misma base, diferenciándose únicamente en su acabado final. Las tontas van solamente pintadas con huevo pero no van bañadas, de ahí su nombre. Las listas están bañadas con una cobertura de azúcar que suele ser tradicionalmente de color amarillo, aunque también las podemos encontrar en otros colores. Las de Santa Clara van recubiertas con un merengue seco y son de color blanco. Y las francesas se adornan con un rebozado de almendra picada. Son las famosas rosquillas del santo.

¡Viva San Isidro! Y todas sus rosquillas.

3 comentarios:

sinestratregia dijo...

Siento no haber leído esto ayer, porque estuve paseando por el centro y podía haberme acercado a ver el ambiente de la romería, como si fuera una corresponsal de este blog. A ver si para el año que viene nos compenetramos mejor.
¡¡Pues que viva el santo del pedazo de la España en que nací, QUE-SÍ!!

Joselito Labrador dijo...

Yo no sé bien qué comentar sobre San Isidro. Vivo muy cerca de Las Vistillas, y en estas fechas por mi calle pasan personas mayores vestidas de chulapas, y a mí me da mucha risa. Las respeto, pero me da mucha risa porque es un traje muy tonto para el calor que hace. El dia 1 de mayo pasearon por La Florida vestidos de Goyescos, que también les vi. Ay que ver, el armario de estas personas debe de parecer el almacén de la tienda de disfraces Matty.
Y las rosquillas de San Isidro fíjate que a mí no me vuelven loco, me parece que son muy bonitas por fuera pero que luego están secas y un poco sosas. Prefiero las que hacía Aurora, las que hace Cándida Villar, las que hizo mi madre con mucho anís el día que cantó en Eurovisión Betty Missiego (mi hermana pequeña, que se llama Flopy, y yo nos comíamos la masa sin freír y no veas cómo empachaba), y las que hace una amiga de mi hermana que no sé como se llama (la amiga, mi hermana se llama Susana).
Y ya está. Cómo se puede aprtar tan poca ciencia en tanto espacio.
Besos listos y tontos.

DEMOÑÍN dijo...

Yo, hace tiempo(bueno, un montón de años) intentaba seguir esta fiesta por aquello de ver que es eso de la tradición, que siempre he oido hablar de ella y nunca la he visto.

Tengo entendido que la tradición dice (a mi no me lo ha dicho), que la fiesta se celebra en la ribera del Manzanares y solamenta una vez, vi una noria y un tiovivo, no más, al lado del campo de futbol de los del equipo "quiero y no puedo"(por no hacer publicidad).
Otro año se celebró en el Parque del Retiro que debe tener buena ribera, sobre todo el estanque.
Al siguiente año se montaron los chiringuitos en la Casa de Campo. La ribera del Meaques pillaba un poco retirado, pero bueno estaba en la zona y corria agua, un hilito pero era agua (creo), por lo menos hasta que la peña se puso a beber cerveza.
En otra ocasión se pusieron los eventos en fila india por toda la Avenida de Valladolid hasta Mingo. Aquello. parecia un mercadillo de estos expositores, donde la gente pasea sin pararse en ningún lado. La cosa era peligrosa porque no cortaron el tráfico rodado y todo el mundo se iba a Mingo como cualquier DoMingo.

QUE BONITA DEBE DE SER LA TRADICIÓN