domingo, 12 de abril de 2009

Hans Beck, el inventor de Playmobil

Hans Beck había recibido formación como carpintero, pero trabajó en el sector del aeromodelismo hasta que el propietario de Geobra, la compañía para la que trabajaba, le pidió que desarrollara figuras de juguete para los niños.


Para diseñar sus nuevas figuritas se fijó en las ya existentes en aquel entonces en el mercado, sobre todo en los soldaditos de plomo, un juego muy extendido en Alemania. Observando la poca o nada movilidad de las figuras, lo cual era ciertamente un freno para el desarrollo imaginativo del niño, determinó que su futura creación había de estimular la imaginación de forma positiva ("yo ponía figuritas en sus manos sin decir nada acerca de lo que eran. Ellos las aceptaron de inmediato... Inventaron escenarios, nunca se cansaban de jugar con ellas"). Sus figuras debían ser flexibles, poco complicadas, caber en la mano de un niño y tener el rostro que éste pintaría, con una gran cabeza, sonrisa y sin nariz. Pasó tres años desarrollando lo que se convertiría en Playmobil.


Su primera figura medía 7'5 centímetros, era fácilmente manejable por una mano infantil y movía brazos y piernas. De este diseño surgió la idea de convertir este prototipo en una criatura dotada para adaptarse a cualquier situación y profesión. Fueron piratas, indios o guardias de un fuerte confederado, a pesar de que la movilidad de sus articulaciones era escasa ("Playmobil es un juguete que no impone pautas específicas de juego a los niños, por lo que estimula su imaginación").

Más adelante, se le encargó a Beck desarrollar una serie completa, que se llevó posteriormente a la Feria Internacional del Juguete de Nuremberg, y una empresa neerlandesa acordó la compra de toda la producción anual. Los Playmobil comenzaron a ser vendidos en todo el mundo en 1975.


El juguetero se negó a incluir innovaciones técnicas en sus productos ("nada de horror, nada de violencia en primer plano, nada de modas pasajeras"). Ni ordenadores, ni robots, ni sonidos de sirenas o motores. Tampoco dinosaurios, puesto que la figura humana es el tema principal de Playmobil, y "cuando vivían los dinosaurios no había humanos".

Tras formar un grupo de diseñadores para que ocupasen su lugar, Beck se retiró en 1998, justo antes del 25 aniversario de la presentación de Playmobil. Durante la Exposición Mundial de 2000 en Hannover, Beck fue uno de las cien personalidades alemanas que fueron honradas con una estatua en el pabellón alemán.


Desde que se inició la producción de sus famosos "clicks" en la empresa Geobra-Brandstäter, ésta ha logrado vender 2.200 millones de ejemplares. En 2008, Playmobil facturó juguetes por valor de 452 millones de euros y empleaba a casi 3.000 personas, exportando sus muñequitos a 70 países de los cinco continentes. Respecto a los diseños de animales, la obra de Hans es realmente excelente, logrando elogios por parte del resto de los profesionales del sector ("cada animal ha de ser fácilmente reconocible, aunque debe contar con un diseño simplificado al máximo").

Aunque la idea inicial era que fuera un juguete para niños de hasta cuatro años, los "clicks" de Playmobil han dejado de ser un producto exclusivamente infantil, en el sentido literal de la palabra, para fascinar a coleccionistas adultos de todo el planeta. ¿Verdad, Marcos?

Hans Beck nos dejaba el pasado 30 de Enero. Pero inmortal es su importante página en la historia de la juguetería.


Gracias, Hans, en nombre de todos los niños que hemos disfrutado con tu fuerte apuesta por la imaginación.

2 comentarios:

Jose dijo...

Yo de pequeño tenía los clics de Famóbil. Famóbil. Y se me ha quedado esta palabra en la cabeza, y cada vez que oigo "Playmobil" me caen 40 años encima. Un personaje histórico, aunque él y yo no lo supiéramos, este Hans Beck.

Noelio dijo...

Sí, yo también he jugado de pequeña con los clics de mi hermano. Pero a mí se me caen más de 40 años cuando oigo "Playmobil". Y siempre que los veo en alguna juguetería, me entretengo un rato observándolos. Me siguen gustando, creo que es un juguete que nunca pasará de moda, sencillamente porque se puede jugar con él y con la imaginación, como pretendía el amigo Hans.