“Apartarme
de mis fantasías sería quitarme
la razón lógica de mi existencia”
la razón lógica de mi existencia”
Nacido
en Verona el 21 de Agosto de 1862 en una familia de la pequeña burguesía,
Emilio Carlo Giussepe Maria Salgari fue en su juventud lector de Julio Verne y
admirador de Alejandro Dumas y de Edgar Allan Poe.
Salgari
iniciaba sus estudios en el Instituto técnico y naval de Venecia, si bien no
llegó a terminarlos limitándose sus viajes por mar a breves períodos de
navegación en un barco escuela y a servicios prestados a bordo de un mercantil
que recorría la costa Adriática y parte del Mediterráneo.
De
regreso a Verona, y con apenas 21 años, comenzaba a publicar en los periódicos
relatos de aventuras que con el tiempo se convertirían en sus primeras novelas.
"I selvaggi della Papuasia" (1883), “La favorita de Mahdi” (1887),
“Dos mil leguas por
debajo de América” (1888)...
En
1892, Salgari contraía matrimonio con la actriz de teatro Ida Peruzzi trasladándose entonces a Turín donde continuó escribiendo un
sinfín de novelas.
“La
cimitarra de Buda” (1892), “Los pescadores de ballenas” (1894), “El continente
misterioso” (1894), “Los misterios de la jungla negra” (1895), “El rey de la
montaña” (1895), “Los dramas de la esclavitud” (1896)…
“En cuanto se percató de la maniobra de los dos
barcos sospechosos, contra los cuales no podía competir en velocidad, el junco
se paró enarbolando un gran estandarte.
Al ver el estandarte, Sandokán dio un salto hacia
delante.
- La bandera del rajá Brooke, el exterminador de los
piratas – gritó, con un indescriptible acento de odio.
- ¡Cachorros! ¡Al abordaje! ¡Al abordaje!”
- ¡Cachorros! ¡Al abordaje! ¡Al abordaje!”
…
“Los tigres de Mompracem” (1896), “El rey de la pradera” (1896), “El capitán de
Djumna” (1897), “Los horrores de las Filipinas” (1897), “La ciudad de oro”
(1898)…
“Entretanto la nave seguía aproximándose, a pesar del
huracán. Parecía un inmenso pájaro marino volteando sobre el mar tempestuoso.
Salvaba intrépidamente la cresta de las olas, desapareciendo casi por completo,
para volver a mostrarse a la incierta luz crepuscular”
…
“El Corsario Negro” (1898), “La capitana del Yucatán” (1899), “Sandokán, el
tigre de la Malasia” (1900), “La montaña de oro” (1901), “La Flor de las
Perlas” (1901)…
…
“La reina de los caribes” (1901), “La montaña de luz” (1902), “En el mar de las
perlas” (1903), “La perla del Río Rojo”, “Los hijos del aire” (1904)…
“Ambos caballeros combatían con igual denuedo,
cubriendo al mismo tiempo las cabezas de sus cabalgaduras para no quedar
desmontados inopinadamente.
El capitán aventurero atacaba con ardor, con saña,
maldiciendo de todo, por no perder la costumbre, bien fuera para amedrentar o
para insultar al turco, y afirmaba que le partiría en dos mitades igual que si
de un sapo se tratase”
…
“Los dos tigres” (1904), “La hija del Corsario Negro” (1905),
“El Capitán
Tormenta” (1905)…
“Desapareció tras una serie de experimentos que no
contentaron a nadie y disgustaron a todos. Era aquella una hermosa utopía que
en la práctica no podía dar resultado alguno, resolviéndose, al cabo, en una
especie de esclavitud. Así, hemos vuelto a lo viejo, y hoy hay pobres y ricos,
dependientes y patronos, como miles de años antes, como ocurrió desde que el
mundo comenzó a poblarse”
…
“La estrella de la Araucania” (1906),
“Las maravillas del 2000” (1907), “A la conquista de un imperio” (1907), “La
venganza de Sandokán” (1907), “Las águilas de la estepa” (1907)…
…
“Cartago en llamas” (1908), “El hijo del Corsario Rojo” (1908), "La reconquista
de Mompracem” (1908), “En las fronteras del Far-West” (1908), “Los últimos filibusteros” (1908)…
“A diferencia de las demás damas, anhelosas de joyas - que los sultanes, por aquella época victoriosos de continuo, luego de haber
entrado a saco en provincias y reinos distribuían a diestro y siniestro, con la
generosidad propia de los grandes ladrones, - aquella muchacha no lucía ningún
adorno de este tipo ni tan siquiera en las orejas, muñecas o cuello. Por el
contrario, colgaba de su faja una cimitarra cuya empuñadura y vaina estaban
adornadas con zafiros y esmeraldas”
…“El
león de Damasco” (1910), “Dos abordajes” (1910),
“El falso brahmán” (1911), “I
predoni del gran deserto” (1911), “La caída de un imperio” (1911)…
Además
de la escritura, Emilio Salgari tenía otra gran pasión: dibujar, ya que le
ayudaba a contar mejor sus historias. Tenía cajas llenas de dibujos de barcos,
batallas navales, mapas de países... y le gustaba dibujar el viento
porque "era como dibujar la libertad, la fuerza, la vida, hacer visible lo
invisible".
Su
contrato con las editoriales le comprometía a escribir tres novelas al año, no del todo bien remuneradas, sin embargo, por lo que hubo de meterse en otros proyectos
publicándolos bajo seudónimo para poder ganar unos ingresos extra. El demencial ritmo
de trabajo del escritor y la continua miseria llevaron a su mujer a una fuerte crisis
nerviosa por la que tuvo que ser ingresada en un psiquiátrico estatal ante la
imposibilidad económica de afrontar uno privado.
Un
triste 15 de Abril de 1911, tras dejar escritas tres cartas dirigidas a sus
editores, a los lectores y a sus hijos, Emilio Salgari se quitaba la vida.
Al mundo literario le dejaba más de 80 novelas largas, medio centenar de novelas cortas y relatos y decenas de cuentos y
artículos repletos de aventuras, con héroes románticos y audaces, en las selvas
y en los mares y en paisajes exóticos poblados de animales salvajes.
“Ayudó
a generaciones enteras de lectores a afrontar la relación entre arte y vida,
entre máscara y rostro, entre lo que somos y lo que querríamos ser: siempre
jóvenes, heroicos y enamorados, como sus legendarios piratas”
(Ernesto
Ferrero, escritor y crítico italiano)
2 comentarios:
Aunque no he leído ninguna de sus novelas, sé que mi tío era un gran aficionado (esasportadas tuyas??)
No recordaba yo lo del suicidio, pobre hombre.
Yo algo he leído de pequeña porque teníamos algún libro de él, Alicia. ¿Esas portadas mías, cuáles?
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